Mai zerbal


Mai zerbal, madre humana salvaje, que intenta seguir su instinto y escuchar su intuición.

Madre mamífera, porque el ser humano es un mamífero del orden de los primates.

Madre entrañable, que ama a sus hijos desde lo más profundo de sus entrañas donde está el útero.

Madre complaciente, que se complace en complacer a sus hijos.

Madre insumisa, que hace lo que cree que es mejor para sus hijos a pesar de lo que digan otros.

Madre consentidora, porque siente lo que sus hijos sienten.

Madre respetuosa, que considera que un niño merece tanto o más respeto que cualquier adulto.

Madre nutridora, que nutre con su leche, su amor y seguridad a sus crías.

Madre natural, que intenta actuar como lo haría una hembra humana sin condicionamientos.

Madre defensora, que representa a sus hijos ante la sociedad y no viceversa.

jueves, 8 de julio de 2010

En proceso de asimilar que no valió la pena

Tomar decisiones que te alejan de lo habitual siempre es difícil, sobre todo, si eres bastante cerebral y poco impulsivo. En mi caso, ya llevo unas pocas que han ido marcando mi vida, poco a poco, como hacerme vegetariana, dejar de trabajar o parir en casa. Son decisiones que han de madurar en mi lentamente, puesto que aún no he aprendido a fiarme totalmente de mi intuición (aunque estoy en ello) y que solo consigo llevar a cabo cuando logro conciliar lo racional con aquello que siento. Para ello leo mucho y me voy formando y, en el camino, voy aprendiendo cosas que me van llevando a nuevos cambios, grandes y pequeños.




Algunos de esos cambios dan bastante miedo, como en el que ahora estoy. Por fin, después de unos siete años acariciando la idea, nos decidimos a sacar a nuestros hijos de la escuela (y hablo en plural, pues era algo que no me atrevía a hacer sola). En esa decisión, si bien es cierto que, pesa mucho el miedo a las autoridades, hay que reconocer que hay algo más, una vocecita al fondo que se hace cómplice y nos hace dudar de si estamos haciendo lo correcto, a pesar de que estamos conociendo, desde hace años, realidades que evidencian que si. Me pregunto si no será el miedo a asimilar que todos aquello años encerrados, en nuestra propia infancia, no valieron la pena. Y, es que, es duro admitir que tantas horas perdidas, tanta frustración que nos marcó el carácter no eran necesarias. ¿Cómo no pensar que sirvieron para algo? ¿Cómo no querer creer que si no, no seríamos ahora todo lo listos y sabios que creemos ser? Cuesta admitir todo lo que nos han robado "por nuestro propio bien" pero hay que hacerlo para no repetirlo con aquellos que nos siguen.




Y así sigo, tratando de asimilar la cuestión mientras voy leyendo artículos que descargamos de la web de La Serrada (por cierto, muy recomendable), innumerable información que obtengo a través de la A.L.E. sobre familias que educan en casa o los libros que ahora tengo entre manos: El nuevo Summerhill y Educar para ser.

3 comentarios:

  1. ánimo!, si necesitas apoyo, la red homeschooler bloguera es bastante amplia.

    Un beso :*
    meni

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  2. Hola, soy Alberto. Por si luego te quedan dudas lee a John Taylor Gatto, este libro me parece muy bueno, es un análisis social y político de lo que es la escuela y lo que le rodea en USA, tremendo. Y lo de allí puede aplicarse acá. Te paso el enlace
    http://historiasecretadelsistemaeducativo.weebly.com/
    Ánimo y disfrutadlo, que estáis haciendo lo correcto.

    besos.

    Alberto.

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  3. Gracias a los dos!! Alberto, ahora ya estoy con Gatto!!

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